Hace veinte años no tenía muchas ilusiones y tenía una vida muy apagada. Ahora tengo tantas que siento que me van a faltar vidas para cumplirlas todas. De momento, he visto seis grandes ilusiones cumplidas que tienen que ver con Esperanza Bipolar, y otras que tienen que ver con mi familia. No todas mis ilusiones tienen forma de libro o están hechas de palabras, muchas tienen sonrisa y vida. Las ilusiones son como las estrellas fugaces. Prestar atención es lo único que te puede ayudar a encontrarlas. Mirar todos los días del año y esperar es lo único que puede aumentar tus posibilidades de dar con una. Y no desesperar es la única manera de acabar viendo alguna. Se puede vivir sin ilusiones y ser muy feliz, también. Para mí las ilusiones son como un buen postre. Me gusta comer bien, pero sin postre es como que me falta algo.
Desilusión y depresión riman, y no es por casualidad. Cuando sentía que mi vida de antes no iba a cambiar, y que iba de mal en peor, acababa deprimido. Se me juntaban el miedo, el no ser capaz de ver un futuro, y la ausencia de placer. Ahora es justo todo lo contrario. Ya no siento miedo, veo mi futuro mucho más claro y disfruto mucho todos los días. Aunque el futuro no existe, sin futuro a la vista se sufre mucho. Es uno de los muchos misterios del cerebro. Si se te ocurre algo que venga a cuento, o que no venga a cuento, puedes comentarlo aquí. Te diré lo que pienso respecto a tu comentario.
Hay 2 comentarios en este articulo
Ilusiones....si de algo sabemos los que de vez en cuando acusamos intensas emociones es de ilusiones, pues en determinados momentos las sentimos de manera exagerada, caricaturista. Es entonces cuando toman su significado literal y se experimentan en un plano de la realidad bien distinto al cotidiano. Nos catapultan en pos de acciones irrealizables o no, nunca exentas de riesgo y vamos tras planes quiméricos como quien hubiera obtenido la verdad absoluta o la salud perfecta. Un estupendo espejismo.
Embarcados en tal situación irónica terminamos dando con su reverso: la desilusión más atroz. O una elefantíaca indigestión de lo que previamente se ha vivido.
Es el gradiente de la ilusión aumentada, esperpéntica e inevitable, la que termina por hacernos daño. El péndulo en pos de la manía y su antagonista la depresión. No obstante y para nuestro consuelo sabemos y conocemos el abanico completo, el recorrido y vivencia de ambos extremos y de lo que los une. De esta experiencia se puede obtener, como de cualquier otra experiencia vital, sabiduría.
Sabiduría para despojarnos de lo innecesario y reencantar nuevamente y desde otra perspectiva una vida que por un tiempo se sumió en una ilusión sin ningún fundamento real y en una depresión para nada ilusoria, sino casi casi masticable.
Cuando uno transita ambos extremos y los supera, es como regresar al hogar. Quizás esté hecho un cisco, quizás las compañías vecinas han desaparecido, quizás lo halles desamparado, quizás..... En cualquier caso algo tendrá que ser reconstruido nuevamente. Y lo harás. Lo harás porque has atisbado el reflejo del nítido rayo de luz cegadora y la oscuridad más cegadora también.
Toca reencantar tu mundo, reilusionarte desde lo cotidiano, no conformarte sólo con haber sobrevivido, sino entregarte a la vida desde la sencillez de lo real y plausible. Dar y estar agradecido por el don de la mesura y cordura. Ya sabes, ya conoces, ya has hecho el duro camino de regreso y no te has extraviado sin remisión. Y si consigues y logras acomodar la experiencia y sus consecuencias, volverás a estar en paz contigo mismo e ilusionado. Porque a fin de cuentas la mejor ilusión no es otra que sentirse bien y a gusto, sin importar lo que pienses, digas, sientas o hagas.
No sé de nadie que me garantice que no se producirán nuevas catástrofes. Y qué!. Ya las he padecido, ya sé que todas terminan pasando como pasan las nubes por el cielo y que un día todo será cálido y amable. Hasta entonces disfrutaré y velaré por mi jardín particular. Mi entorno afectivo, mis aficiones, mis esperanzas, mis ilusiones, mis amores, mis todo lo que se te ocurra y supongan el perfecto cimiento para reconstruirte cuando sea necesario. Mientras procuraré vivir dando gracias por el día a día, por lo que tengo y obtengo, sin olvidarme jamás que son muchos los que padecen catástrofes de distinta índole y que a fin de cuentas nos necesitamos mutuamente.
Uno se puede considerar curado cuando tales desatinos no han aparecido en años y años, lo cual merece elogiarse. Puede haber hallado o abandonado en el trayecto aquello que le hacía enfermar. Se puede?. Por supuesto. Aunque sigo pensando que aún así este padecimiento jamás se olvida. Cómo olvidar tal experiencia?
Toca ilusionarse y hacerlo sólo por estar vivo es el primer paso para los que en estos momentos puedan estar en el territorio de la oscuridad.
Se puede?, claro que se puede.
salud
Me alegra saber que hayas aprendido tanto de tu experiencia. Muchas gracias por escribir, estoy seguro de que serán útiles para alguien.