A menudo pienso en lo que hago. También me gusta recordar las cosas que he hecho para valorarlas. Si han salido bien o si han salido mal. Eso me ayuda a tomar mejores decisiones.

Cuando sufría el trastorno bipolar también lo hacía pero no encontraba la manera de hacer realidad mis deseos. Años después, aprendí a hacer algunos realidad pero con muchos obstáculos. Otras veces, cosas importantes me acababan saliendo mal. Sin embargo, no paraba de pensar para intentar encontrar la mejor manera. Si tocaba pasarlo mal, lo pasaba mal. No intentaba evitar el daño, pero intentaba evitar el daño a los demás. Otras veces me acababa haciendo daño sin darme cuenta y tenía que parar o cambiar lo que fuera. Tengo muchos recuerdos de las situaciones críticas y los mantengo en mi memoria. Son importantes para mí y me ayudan a intentar hacer mejor las cosas. El estrés ha sido clave en todas ellas. Sigo pocas reglas pero intento no saltármelas. Algún día te contaré algunas. Mi relación con las personas cercanas me ha servido para aprender a mejorar mi manera de relacionarme. No sé si ha cambiado mucho, pero sé que no soy el mismo. Lo más difícil lo he aprendido. Si me queda algo importante, el tiempo lo dirá.

«Pienso en si mis problemas están dentro o fuera de mí. Antes pensaba que todos estaban dentro. Si reconoces la diferencia entre tú y tus circunstancias, puedes atreverte a hacer cosas nuevas que nunca antes habías probado. Con el tiempo aprendí a manejar el estrés cuando algo me daba miedo. Mientras estés bien no cambies nada, si algo te estresa piensa en cambiar«