El otro día le conté a una amiga de mi familia lo que llevo haciendo estos últimos años, y me preguntó:

¿y tú qué ganas?

Me entró la risa y le expliqué lo que ganaba. Nunca me habían hecho esta pregunta.

Hace mucho tiempo, otra persona que me conoce bien me dijo:

lo que tú sabes vale mucho dinero.

Este hombre me hizo sonreír. Me parece curioso que dos personas hayan pensado en lo mismo, pero al revés. En realidad, lo que yo gano lo entiende cualquiera: me hace feliz lo que hago. Ser feliz siempre fue una prioridad para mí, así que está claro por qué hago lo que hago.

He puesto una pegatina en mi coche con la dirección de este blog y me he dado cuenta de que no todo es ganar. A mi hija a y a mi madre no les ha hecho mucha gracia. De mi madre no me lo esperaba porque es una de las personas con la mente más abierta que conozco. Me he sentido un poco decepcionado porque es mala señal que la palabra bipolar llamé la atención de una manera tan especial. UNICEF O ACNUR parece que suenan mejor.

Un motivo más para seguir haciendo lo que hago como lo hago: a cara descubierta.

¿Y tú qué ganas con lo que haces?